ATENAS.- El líder izquierdista Alexis Tsipras prestó juramento ayer como el primer ministro de un Gobierno griego de línea dura, que rechaza el rescate financiero del país y que está resuelto a enfrentarse a los prestamistas internacionales para poner fin a casi cinco años de duras medidas económicas.
La victoria del líder del partido Syriza en las elecciones anticipadas del domingo reaviva los temores de nuevos problemas financieros en el país que desató la crisis de la zona euro en el 2009. Es la primera vez que un miembro de la zona euro, compuesta por 19 naciones, será liderado por un partido que rechaza abiertamente las medidas austeridad respaldadas por Alemania.
Es probable que el triunfo de Tsipras fortalezca a los partidos radicales de Europa, entre ellos otros movimientos que rechazan la austeridad en todo el sur del continente.
Y la paliza sufrida por los conservadores representa una derrota para la vieja guardia política europea, atrapada en un debate de cinco años sobre el crecimiento frente a la disciplina presupuestaria, en medio del sufrimiento de los votantes.
“Tenemos por delante un camino cuesta arriba”, dijo Tsipras al presidente del país, Karolos Papoulias, justo antes de prestar juramento como primer ministro. Pocas horas después de vencer al conservador Antonis Samaras, Tsipras, de 40 años, alcanzó un rápido acuerdo de coalición con el líder del pequeño partido Griegos Independientes, que, al igual que Syriza, se opone al acuerdo de rescate de Grecia, aunque difiere en temas como la inmigración.
Syriza logró 149 escaños en el Parlamento de 300 puestos y quedó a dos asientos de una mayoría absoluta, por lo que necesitaba de un socio de coalición. El partido Griegos Independientes, de la extrema derecha, consiguió 13 escaños.
El acuerdo es inusual entre grupos ideológicamente opuestos, pero que están unidos por su repudio al programa de rescate de 240.000 millones de euros de la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional, que mantiene a flote a Grecia a costa de recortes presupuestarios.
La alianza sugiere una postura de línea dura contra los acreedores de Grecia. “A primera vista, esto parece un matrimonio muy extraño, pero ambas partes comparten una fuerte oposición a la austeridad”, dijo Diego Iscaro, analista de IHS Global Insight. (Reuters)